En una época pasada, durante mis 20s, considero que yo era un mal trabajador. No sabía cumplir con buenos tiempos de respuesta, solo eran decentes. No sabía tratar de forma magistral con los clientes. Me querían bastante, pero yo no los atendía como se merecían; me las daba de divo. Peor aún, era un trabajólico, me la pasaba haciendo y haciendo, pero rindiendo nada. Cuando llegaban los pagos, el dinero se me iba como agua entre los dedos. Ok… era un desastre haha. Por eso, cuando experimenté mi despertar espiritual en 2018, dejé de trabajar y me dije a mí mismo: "Soy muy talentoso, sé hacer cosas geniales, pero soy pésimo trabajando. No sé trabajar realmente, no tengo idea de lo que es servir a los demás".

Dicho esto, en febrero de 2020 ya venía de una era muy hippie. Trabajaba lo mínimo, sobrevivía con 10 USD al mes, estaba en la renuncia de lo material, llevaba una vida ascética. Para que te hagas una idea, estaba hecho un monje.

Entonces, un día de ese verano me llega una señal en mi corazón: era tiempo de comenzar a trabajar. Ahora sí me sentía preparado para abordar una nueva etapa laboral en mi vida. Comencé a rezar y le pedí a Dios que me diera trabajo, en lo que fuera; ya estaba preparado para afrontarlo. Terminé de rezar y, una hora más tarde… me llaman:

"¿Estás disponible para abordar una campaña? Necesito 10 jingles para la próxima semana."

Yo: "Wow, ¡genial! Vamos, comienzo ahora mismo". Estaba trabajando de lo mejor, bastante ocupado.

Al día siguiente, estaba a full con esta carga de jingles, y bien tarde, a las 23:45 de la noche, suena el teléfono con un número desconocido y contesto:

"¿Aló? Sabes, me dieron tu contacto, me dijeron que eras buen productor. Te cuento… se me cayeron los productores que tenía para presentar una propuesta para Pepsi. Necesito presentar una canción de estilo k-pop para un comercial, ¿estás con disponibilidad para tomarlo?"

Yo: "¡Oh wow! Sí, sí, claro, me motiva". Pensaba en lo milagroso que había sido ese rezo de ayer.

"Ok, pero eso sí… ¿podrías hacer la propuesta AHORA? Tengo que llegar a presentarla mañana a primera hora."

Yo: "¿Qué? o sea, ¿necesitas que lo trabaje ahora ya?" siendo casi las 00:00 de la noche.

"Sí, si sale, esto podría ser muy grande."

Yo: "Ok, vamos."

Me largué a producir a full y, tipo 2:00 am, ya tenía dos propuestas de canciones listas. Las envié y me fui a dormir.

Al otro día pregunto qué tal salió todo y me dicen que gustaron bastante, pero querían una versión de las dos propuestas unidas en una sola canción. Estaba bien raro eso, porque una canción era súper trap bouncy en un BPM más lento y la otra muy melódica dance pop en un BPM mucho más rápido. Bueno, metí las dos propuestas a la licuadora y salió una cosa bien rara. La mandé y de vuelta me dicen: "¡Está genial! Gustó mucho. Eso es. Ya te cuento qué sale".

Ahí quedó todo eso. Llegó marzo y comenzó la pandemia. Todos los proyectos quedaron un tanto estancados, todo era una incertidumbre terrible.

Pasaron los meses y en agosto me llaman:

"Se reactivó lo de Pepsi, estamos dentro del equipo de producción. Hay que terminar la canción y producirla."

Y yo: "¡Wow… creí que esto ya había quedado en el olvido!"

"Sí, se reactivó todo. Esto será un grupo de K-pop que se armará y cantarán la canción. Eso sí… tendremos que buscar a alguien que la cante, y que cante en coreano..."

Yo: "Uhhh… eso sí que será un desafío". Entonces me dispuse a terminar de producir bien el beat.

A los días, por fin conozco al productor detrás del teléfono: me viene a ver al estudio el gran Sonido Ácido. Formó parte del conocido grupo Makiza y es el creador de la popular serie chilena Pulentos.

Llegó con un chileno-coreano que trabajaba en algo nada que ver con la música, pero le gustaba cantar. Sabía hablar coreano perfecto, tenía buena interpretación vocal y, además, buenas ideas musicales. Tendríamos resuelto el gran desafío de lograr la letra en coreano y de interpretarla.

Esa tarde nos pusimos a trabajar y dejamos toda una estructura lista. Se envió a la agencia y aquí vinieron los problemas… ¡pidieron 872357823878723782352783578235782 cambios!

Nos juntamos una vez más, cambiamos todo lo que habían pedido. ¿Y el problema? Ahora la canción empezaba a sonar muy rarífica. Claramente, estos cambios no los pedía gente que sabía de música, sino de publicidad y marketing.

Se envía la nueva propuesta y la respuesta de la agencia es que ahora ¡estaba mucho mejor! y yo por dentro quedaba espantado. Había trabajado en proyectos publicitarios antes, pero nada tan grande como Pepsi. Esta vez me estaba incomodando bastante. Odiaba el resultado, pero a ellos les encantaba.

Luego, empezaron a llegar otra tanda de emails solicitando más y más cambios. Cada vez el resultado quedaba peor, pero a la agencia le convencía más. Esto ya salía de nuestro control como equipo de producción musical; eran los mismos directorios ejecutivos quienes hacían las solicitudes, y la canción, en cada cambio, iba perdiendo el arte hasta que ya era un simple jingle de lo más publicitario.

Yo me sentía superado y frustrado. Aprendí mucho sobre la industria con esta experiencia. Al final, en el mundo de la publicidad, lo importante es hacer lo que te piden; aquí tienes que olvidarte del arte como prioridad y aprender en qué momentos tienes una ventana para poder aplicar todo el arte posible. Sí, a veces hay momentos donde puedes poner el arte, y hay que aprovecharlos al máximo, pero lo primero es convencer a todo el área ejecutiva.

Si hubiera tenido más experiencia como hoy, habría logrado un resultado diferente, porque habría logrado encontrar un equilibrio donde los ejecutivos quedaran contentos de entrada y luego, estratégicamente, encontrar espacios donde rellenar con el arte para que no fuera tan desalmado el resultado final.

Tuvimos 2 semanas para hacer la producción de la canción y luego otras 2 semanas de cambios interminables. Creo que llegamos a la versión número 30 y algo. Quienes me conocen, saben cuánto odio trabajar con versiones, pero aquí no me quedaba otra opción que acoplarme a toda la enorme cadena de proceso de producción de la campaña, donde, irónicamente, yo, que hacía toda la música, era el último en toda la cadena. Intenté hacer todo lo posible para rescatar el máximo arte posible.

Unas semanas después viene lo bueno: sale el comercial con un grupo de chicos doblando sobre la canción. Por fin conocía al grupo viendo el spot. Todo esto, el equipo de producción lo armó en tiempo récord; realmente fue una gran hazaña.

Solo había un problema… el master de la canción que yo había enviado lo re-masterizaron y quedó pésimo. El audio quedó saturado, entonces todo se escuchaba con una pequeña capa de distorsión digital de principio a fin. ¡TERRIBLE!

Más de 4.7 millones de visualizaciones en YouTube

Una vez que re-programé mi cerebro para hacer como que no existían todos esos detalles técnicos, me dispuse a disfrutar el resultado final. La campaña fue un tremendo éxito. Primera vez que participaba en algo de alcance tan masivo. La canción sonaba en cada tanda de comerciales en cualquier canal de TV durante toda la jornada, también en las radios, en redes sociales, tendencia en Twitter (ahora X), y había gigantografías de la publicidad por todas las ciudades y carreteras ¡era algo realmente genial!

Un abrazo desde el Cielo

Todo esto trajo una situación bien especial en mi vida: unas tres semanas antes del lanzamiento del comercial, mi papá había fallecido. Con mi familia estábamos pasando por el duelo. Cuando luego salió el comercial, fue una sorpresa para todos mis cercanos y fue primera vez que vi a mi mamá contenta por un proyecto mío. Siempre tuve un poco de problemas con eso. Ya llevaba más de 15 años en la música, pero ella no aceptaba desde el corazón mi decisión de dedicarme al arte; eso era algo demasiado fuera de sus creencias, así que siempre miraba esto de la música con desconfianza. Por supuesto, esto me pesaba como cargar una mochila llena de piedras. Cuando vio toda esta inmensa campaña donde mi canción sonaba por todo el país, es como que por fin aceptó que esto era lo mío. No me lo dijo directamente, pero en el sentir entre ella y yo estaba todo dicho.

Para un creador, es un aspecto importantísimo que la madre apoye su carrera o, al menos, como mínimo, su decisión de tomar ese camino por la vida. Mientras nuestra madre no acepte nuestra profesión, es como si nos cortaran las alas. Es uno de los desafíos más grandes que puede tener un artista si tiene problemas con su madre. Tal como lo digo, desde este hito, mi carrera como productor despegó. No porque todo el mundo ahora supiera que yo trabajé para Pepsi, no, de hecho, muy pocos lo sabían. Incluso… hoy, después de 4 años, comienzo a hablar de esto y lo incluyo en mi portafolio. Mi carrera en ese entonces despegó porque resolví un aspecto clave de mi árbol genealógico. La energía se destrabó y todo por fin comenzó a fluir para mí.

Abrí esta historia con el mundo espiritual, luego me fui a las cosas del mundo material, y cierro con el mundo espiritual nuevamente. Aquí, en nuestra patria celestial, es donde están todas las respuestas. Las cosas del mundo no suceden porque sí; todo se manifiesta conforme a los designios superiores.

¡Gracias por llegar hasta aquí!


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